jueves, 28 de junio de 2012

La Linea: pueblo expoliado y saqueado por los "politicos" del PP/GIL


ARTICULO DEL PERIODICO "SPIEGEL ONLINE INTERNATIONAL" 
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Los residentes de La Línea de la Concepción huyen como ratas abandonando un barco que se hunde."

Miles han estado cruzando la frontera esta ma
ñana temprano, primero las empleadas domésticas, las niñeras y los trabajadores de la construcción, y luego los contrabandistas. Todos quieren salir de España, aunque sea por algunas horas. Hay trabajo al otro lado de la frontera en el territorio británico de Gibraltar, y el trabajo significa una esperanza para una vida mejor.

Para las 11 de la mañana, en lo que promete ser un día caluroso de verano, el embotellamiento de tráfico en el lado español se alargo desde la frontera por la carretera costeña hasta el Ayuntamiento, donde la alcaldesa, Gemma Araujo, ocupa su oficina en el segundo piso desde donde ella puede apreciar la caravana de transfronterizos. Araujo tiene 33 años, socialista y es la primera mujer en ostentar el cargo. Decididamente no es el más premiado trabajo en España. Una “crisis tsunami” asola La Línea, dice Araujo, y la situación es más seria que nunca. “Nuestra ciudad no está en la banca rota, pero está al borde.”
Esta ciudad no ha podido pagarle a sus empleados municipales ocho de las últimas nueve nóminas.  Esta mañana la alcaldesa encontró un cartel en la puerta de su oficina con la innegociable reclamación: “PAGA O DIMITE”. Han tirado huevos a su vivienda y han hecho ‘piquetes’ allí, y  también le han prendido fuego al coche de su secretario.

Una Ciudad sin ley.

Sin duda, La L
ínea se destacó en la prensa bajo la administración de los predecesores de la socialista Araujo en los años 80 y 90, cuando fue tachada de “ciudad sin ley”.  Durante esos años,  traficantes de droga, contrabandistas y otros criminales hicieron su agosto en esta ciudad andaluza fronteriza. En 1995 los Conservadores tomaron las riendas del poder, incluyendo miembros del grupo populista Grupo Independiente Liberal (GIL), pero en su mayoría políticos del partido centro-derecha Partido Popular.  La calma volvió a la ciudad por un tiempo.

Pero las cuentas pendientes de esos años, dice Araujo, se convirtieron en un problema. El número de empleados municipales se duplicó durante la administración derechista.  A decenas de policías, a 24 abogados y a ocho psicólogos, al igual que a peritos pagados a precio de oro, y a leales amiguetes, se les dio empleo. Según documentos oficiales, algunos empleados municipales se estaban embolsicando hasta €90,000 ($112,000) al año en segundos trabajos. En 15 años la ciudad había incrementado su deuda en un cien por cien.

La ciudad fue saqueada a la vista de todos y ahora nadie está dispuesto a asumir la responsabilidad.

Poco antes que ella tomará posesión de su cargo al principio del verano de 2011 “montones de documentos oficiales fueron quemados”, dice la alcaldesa, “Lo fotografiamos todo.”  Araujo recita, casi con regocijo, el catálogo de deudas acumuladas durante ese mandato, dado que su partido se encontraba entonces en  la oposición.  “Existían 120 millones en deudas al compañías privadas, 45 millones en multas no pagadas y 39 millones en deudas a la Seguridad Social en concepto de contribuciones de empleados no abonadas.”  Esta última deuda, añade Araujo, es la razón del porqué el gobierno nacional se niega ahora a pagarle a la ciudad el reembolso de 15 millones que le pertenece en concepto de devolución de impuestos,  y consecuentemente es la razón del porqué el municipio de La Línea se ve imposibilitado en pagar los salarios.  La Línea, una ciudad de 65,000 personas, tiene a la presente una deuda per cápita cerca de 3,000 – la más alta en España, después de Madrid.

El paro en La Línea roza el 40%. En comparación, la estadística oficial de paro en Alemania es de 6,7%, mientras que el promedio para toda Europa, incluyendo los países problemas como Rumanía y Bulgaria, es en este momento de 10,3%.  España en su conjunto, sin embargo,  reporta un paro de 24,4%, con la comunidad de Andalucía a la cabeza. La peor provincia al respecto de Andalucía es Cádiz, que incluye La Línea.

La Resaca después del Festín

¿
Puede la muerte de una sola ciudad servir como ejemplo que refleje la crisis de toda la nación, aislada como un microbio bajo el microscopio? Una crisis que es tan grave que amenaza la misma existencia del euro, e incluso de la Unión Europea como bloque?
En España, al contrario de Grecia o Italia, la deuda pública per cápita es relativamente baja.  La deuda privada, sin embargo, es sustancial, lo que explica los problemas de liquidez de los bancos españoles.  El presidente del gobierno conservador, Mariano Rajoy, en su cargo desde diciembre, es aconsejado urgentemente que aproveche la oportunidad ofrecida del rescate europeo bajo condiciones favorecedoras, para que pueda emplear más dinero en lo que es verdaderamente importante: luchar contra el paro y poner la economía en buen camino.
¿Pero y si las verdaderas raíces del problema de España no se encuentran en el radar global  de los expertos económicos?  ¿Y si no son sólo las altas prestaciones hacia la deuda pública en los mercados del capital las que hagan una pronta mejora difícil, sino también las razones estructurales e históricas que subyacen al problema? Un paseo por La Línea revela las facetas de un país que todavía parece estar tambaleándose de su período de excesiva intoxicación.

El contratista multimillonario de La L
ínea que se ahorcó, dejando atrás urbanizaciones a medio construir en los mejores lugares, es emblemático de la crisis española. Estos edificios son mudos recuerdos de un tiempo cuando el crédito barato alentó la ilusión que todo el mundo en España podía adquirir su propiedad privada. “Pero no fue sólo que comprábamos casas y apartamentos endeudándonos, dice la autora Elizabeth Iborra con algo de sorna amarga. “Es que la gente también tenían que tener el mobiliario adecuado.”

El marco de crisis tambi
én incluye una rivalidad muy arraigada entre las “dos Españas”, a la derecha y a la izquierda.  Sus posturas, en gran medida irreconciliables, hacen muy difícil el lograr los tipos de medidas que se necesitan para combatir la crisis. Si la izquierda está en poder en la ciudad (La Línea) y en la región autónoma (Andalucía), pero no en la Diputación provincial (Cádiz) ni tampoco en Madrid, la política se empieza a semejar a un embudo que está atascado doblemente y por consiguiente no fluye hacia abajo.

Como el oeste norteamericano pero sin Oro

Finalmente, el marco de la crisis incluye el desequilibrio en la prosperidad. En Espa
ña el norte lleva la cruz del sur.
En el caso de La Línea, las razones radican en lo siguiente:  el 85% de los jóvenes en paro no tienen formación profesional, o ninguno merecedor de considerar;  más de cada uno de tres jóvenes desempleados no posee una cualificación diplomada; y la patronal de más peso, el municipio, no está pagando los salarios. El hecho de que mucha gente “prefiere ganar €200 al día con el contrabando de tabaco y no €400 al mes de  dependiente en un supermercado,” como dijo un Guardia Civil en la frontera, no es propicio a suavizar las cosas.
Pero la alcaldesa Araujo, manteniéndose en su línea partidista, no les atribuye  la culpa a las personas. En marzo, durante una ceremonia en la capital de provincia, Cádiz, se acercó al rey Juan Carlos y le entregó una carta. En ella detallaba el “drama social” en La Línea y las “auténticas tragedias” que arrastraban las familias de los empleados municipales sin ingresos ningunos, y  clamaba  su ayuda.
El monarca le pasó la carta a uno de sus subordinados y procedió a cazar elefantes en Botswana, donde tuvo su famosa rotura de cadera. En La Línea, no han tenido respuesta alguna de él, y todo sigue igual en la ciudad.

Algunos barrios de la ciudad se asemejan a un pueblo fantasma del noroeste americano después que los buscadores de oro lo hayan abandonado.  Cuando una patrulla de cinco coches policiales, con las sirenas a todo gas, aparecen en pleno día en el barrio de La Atunara, lugar predilecto de contrabandistas de tabaco y traficantes droga, los lugareños salen a la calle silenciosamente dándole una “bienvenida” muy hostil. Y cuando los paramédicos en el juzgado sacan a una mujer medio moribunda de un Audi incautado al cual ella le llama su casa, no es porque un transeúnte haya alertado a los servicios de emergencia. Es porque los voluntarios de una ONG, que estaban tarde en la noche distribuyendo pollo rustido a los indigentes en una zona solitaria, lograron llamar una ambulancia en un momento crítico.

El Culo de Europa

La Línea tiene más vida por la mañana…o por lo menos así es delante del bar donde la matuteras se preparan para cruzar la frontera. Las matuteras son mujeres contrabandistas que pasan cigarrillos baratos del enclave británico a unos cientos de metros de distancia. Mujeres con sobrepeso prevalecen más entre las matuteras, ya que la gordura hace más fácil esconder unos paquetillos de tabaco en el cuerpo sin levantar sospechas.

Esto ayuda a explicar porqué hay una cola tan larga delante del quiosco “Parody”, un quiosco modesto cerca del  alambrado de púas en la parte británica de la frontera. Una suma de €25.90 se paga por un cartón de Malboro, y luego las matuteras cruzan la frontera de nuevo, pasando delante de los agentes la aduana española,  a los cuales no les hace ni chispa de gracia.  Estos traficantes fronterizos se ganas €4 por cartón.  Los dueños de quioscos en el lado español, quienes venderán ese tabaco más tarde, se ganan otros €6. El precio de venta es todavía €9 más caro. Pero el precio al detalle en La Línea ya no tiene importancia, ya que cinco de varias tiendas tabacaleras han tenido que cerrar su negocio.

¿Qué otra actividad queda que no sea el contrabando?  La Línea no tiene fábricas, nada que ofrecer a los turistas  y ningunos hoteles de lujo en sus playas.  “Somos el culo de Europa,” dijo un residente.
Pero la economía sumergida continúa siendo una atracción. Familias andaluzas enteras hacen excursiones a La Línea los fines de semana,  dice un teniente de la Guardia Civil.  “Llegan de Sevilla o de Jerez por la mañana, llenan sus tanques de gasolina barata en Gibraltar y comen sus almuerzos de tarinas que se han preparado ellos. Luego cruzan la frontera repetidamente en grupas de cinco y pasan cigarrillos hasta que hayan ganado €300. Eso les proporciona el poder seguir tirando durante  otra semana en casa.

 ENLACE AL ARTICULO EN INGLES

http://www.spiegel.de/international/europe/gibraltar-s-spanish-neighbor-la-linea-in-crisis-a-840854.html